¿Cuál es tu primer recuerdo? El mío es de cuando tenía tres años y pico y el siguiente a los cuatro años y medio. Los dos puedo fecharlos y ambos son propios no contados. Según una investigación soy de lo más normalito porque la edad media del primer recuerdo de un adulto es precisamente los tres años y medio. En los niños, sin embargo, el primer recuerdo se va actualizando según crecen.
El estudio es, como tantos otros, una constatación de lo que cualquier padre ya sabe si observa a sus hijos pese a lo que declara su autora, Carole Peterson de la Universidad Memorial de Newfoundland, en Canadá, “hasta el momento se pensaba que el fenómeno de la amnesia infantil (la escasez o ausencia de recuerdos de los primeros años de nuestra vida) se producía sólo en los adultos. Sin embargo, ahora sabemos que este fenómeno también sucede en los menores. En los mayores, la edad media del momento del primer recuerdo es de tres años y medio, pero en los niños esta memoria cambia según el pequeño va creciendo“.
Para el estudio preguntaron a 140 niños entre 4 y 13 años por sus tres primeros recuerdos. Dos años después repitieron la pregunta a los mismos niños en presencia de sus padres para que pudieran verificar las respuestas. La autora de la investigación explica los resultados, “los pequeños de entre cuatro a siete años, tenían recuerdos de cuando tenían dos años, mientras que los de siete contaban experiencias de más mayores. Cuando volvimos a entrevistarlos dos años más tarde, la edad de la primera memoria se había trasladado a un edad más tardía y muchas de las experiencias relatada dos años antes no volvían a ser repetidas. En otras palabras, sus primeros recuerdos estaban desapareciendo”.
Sin embargo en los niños mayores de 10 años los recuerdos permanecían. El motivo, según Peterson, por el que “olvidamos las primeras experiencias de la infancia ya sea a los cuatro años o después, aún se desconocen. Tampoco se sabe aún por qué algunos recuerdos se conservan y otros se pierden. Un tema al que espero que las futuras investigaciones consigan dar respuesta”.
Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología y en Pedagogía y profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid advierte que, “es fundamental tener en cuenta que, aunque no haya recuerdo consciente de ciertos hechos, incluso de ciertos períodos temporales, no por ello dejan de tener influencia sobre el desarrollo infantil. Desde el punto de vista práctico hay que estimular suficientemente al niño, aunque sin pasarse, no sea que resulte contraproducente”. Lo que significaría, más o menos, que el que los niños no recuerden experiencias tempranas no significa que no adquieran conocimientos.
Como decía para saber lo del estudio solo hay que convivir con tus hijos. Preguntarles por cosas vividas hace un tiempo o por algo que les enseñaste y no has vuelto a repetir. Según crecen te das cuenta que van teniendo memoria a mayor plazo, y que algunas se les quedan grabadas, mientras otras simplemente las olvidan.