La autora inspirada y empujada por la atención que ponía su sobrino de pequeño, ha querido dejar reflejado en las páginas del libro, tan bellas historias para ser descubiertas por la curiosidad de los pequeños
La luna, que lo contemplaba, le preguntó:
-¿Por qué lloras?
-¡Porque estoy triste!- se lamentó el árbol.
-¿Y por qué estás triste?, quiso saber la luna. A lo que el árbol le respondió:
-¡Porque estoy solo!
-Pero si estoy yo - le animó la luna.
-¡Ya! pero cuando tú te vayas seguiré estando solo, le dijo el árbol.
La luna calló y pensó: "No...porque cuando yo me voy sale el sol".
Sin embargo, el árbol continuó: "Y cuando el sol se va sigo estando solo"
La luna le animaba:
-¡Cuando el sol y yo nos vamos aparecen las nubes, y con su agua refrescan tu calor!
A pesar de todo, el árbol seguía llorando:
-Pero cuando llegue el aire se llevará la nube, para que su agua se vaya al mar. Y entonces... volveré a estar solo.
Y en efecto, así fue como apareció el aire, y se llevó la nube.
La luna, enfadada, le preguntó:
-¿Puedes decirme qué es lo quieres?
El árbol le sonrió:
-¡Otro árbol como yo! pequeñito pra que crezca junto a mí!
Pensativa, la luna llamó a sus amigos para pedirles ayuda. Les contó las lágrimas del árbol y el motivo de su tristeza - ¡Entre todos tenemos que buscar una solución a su problema! - les dijo
Al viento le pidió que trajera la semilla. A la nube su agua, Al sol, el calor. Y ella traería su luz.
La luna se sitió feliz por haber reunido a todos los elementos atmosféricos para que participaran en el nacimiento del arbolito.
Y así fue como nació y creció a su lado. Esto hizo que la risa y la alegría volvieran a él, pues ya no se encontraba solo.
Esto nos enseña que a través del compañerismo se logra la amistad, y desaparece la soledad.
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