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Erase una vez un tigrito muy travieso que tenía la costumbre de morderse las uñas. Su madre todos los días le regañaba.
-Deberías observar a tus amiguitos. Ellos tienen las uñas largas y lustrosas. Tú, en cambio...
Pero Tigrito no hacía caso y seguía mordiéndoselas.
Un día que estaba jugando con sus amigos, todos se subieron a un árbol, pero él no pudo seguirlos porque sus uñas resbalaban por el tronco.
-¡Oh, no puedo agarrarme al tronco de este árbol! ¡Si tuviera uñas como ellos!
Sus amigos le llamaban desde arriba. Él, lleno de vergüenza, se escondió detrás de un matorral y desde aquel día no volvió a morderse las uñas.
"La experiencia es la mejor maestra"
Fábulas - Ediciones Susaeta.