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jueves, 3 de marzo de 2011

EL LIBRO QUE NADIE LO LEÍA- Cuento



Había una vez, un colegio con una pequeña biblioteca. En ella desfilaban todos los niños de todos los cursos. En las estanterías había unos libros grandes, pequeños, nuevos, muy usados, pero todos estaban orgullosos de ser leídos por los niños.
En un rincón de una de las estantería había un libro con unas pastas un poco feas, los niños llegaban cogían algún libro, se daban la vuelta y se iban a sus casas. El libro con las pastas feas se entristecía cuando veía que nadie se lo llevaba a casa para ser leído.
Un día estaba llorando cuando un diccionario grande, con muchas páginas y bastante pesado, le oyó y con voz fuerte le dijo:
-¿Por que estas llorando?
El libro feo lleno de lágrimas le dijo al diccionario:
-¡Estoy muy triste, ningún niño me lleva a su casa, ningún niño me lee! yo no sé lo que es sentirse querido y leído. yo no sé lo que es que las manos de un niño me acaricien y me acusten en su cama, cuando la lectura les ha hecho dormirse con un libro entre las manos.
El diccionario grandote se puso a reír y a reír, diciéndole:
-No seas impaciente, mira yo tan sólo me cogen un ratito y me sueltan. Nunca me llevan a sus casa y creo que sé porque. Como soy grande, pesado y tengo muy pocos dibujitos en las páginas, nadie me quiere. Así que ten paciencia que ya vendrá algún niño que te lleve a casa.
El libro feo se quedó más tranquilo y con esperanza que cualquier niño viniese a leerlo.
Un día celebraban en el colegio" el día del libro". Los profesores obligaron a todos los alumnos a que fuesen a la biblioteca y se llevaran a casa un libro. Como todos los niños entraron; aquel día se acabaron todos los libros de las estanterías; tan sólo quedó el diccionario y el libro feo. Llegó un niño, un poco despistado y no tuvo otra alternativa que llevarse el libro feo porque el diccionario era aburrido. El libro feo estaba contentísimo de salir a la calle, de pasearse por el parque de la avenida, de llegar a casa de aquel niño, de ser acariciado por las manos de aquel pequeño. El niño se puso a leer y no podía pensar que aquel libro tan feo, tuviese dentro una historia tan fascinante. Lo terminó de leer en tres días y se lo dijo a sus amigos. Todos los niños querían leerlo y todos decían lo mismo.

-¡Anda, con lo feo que es por fuera y la historia tan divertida que tiene dentro!

El libro se sentía alagado por las cosas que decían los niños de él, ya estaba contento y se acordaba de lo que le dijo, el gran diccionario:

-¡DEBES TENER PACIENCIA!



2 comentarios:

  1. Cuan cierto, tambien va con los seres humanos.
    Nos has impuesto reglas de belleza, y a veces, dejamos de lado seres hermosos por dentro.

    Cariños

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  2. Bonito comentario Abuela Ciber. Saludos.

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