Plis volaba sobre su escoba, tropezando continuamente con todo lo que se ponía en su camino.
-¡Ay! ¡Ayayayyyy! ¡Quitaos de enmedioooo!- gritaba pasando por donde estaba una vieja lechuza.
-¡Eh! ¡Mira por dónde vas!- decía la lechuza-¡Si no sabes volar quédate en casa!
La bruja Plis no hacía caso. Tenía que aprender a volar, y practicar mucho, a pesar de tener su cuerpo lleno de magulladuras.
-¿Cómo puedes ser tan patosa, querida Plis?- le decía su amiga, la bruja Nina.
-¡Esto de volar no es fácil! ¡Oooh! ¡mira cómo me he puesto!
Dijo Plis echándose a llorar, pues se había caído en un charco.
-¡Vamos...vamos, levántate! ¿Estas segura de que llevas puesto todo lo necesario para volar?
-Pues...¡Sí!- decía Plis levantándose el falcón-. ¡A ver! Llevo un calcetín hecho con tela de araña, otro con seda de gusano, y aquí llevo la pluma de aguilucho...
-¿Y el murciélago?- preguntó Nina.
-¿Qué murciélago?
-¡Mu-cié-la-go!- deletreó Nina_. ¿Dónde está tú murciélago?
¡Sin uno en el bolsillo es imposible volar!
-Pues...¡No tengo murciélago!
-¡Toma! ¡Te dejo el mío!- dijo Nina.
Y sacándose uno del bolsillo, se le ofreció a Plis.
-Cuídalo y trátalo bien! ¡Es muy sensible!
Plis lo metió con cuidado en el bolsillo de su faldón y cogiendo de nuevo la escoba probó a volar.
-¡Esto es otra cosa!- dijo volando por encima de los árboles-. ¡Mañana te devolveré el murciélago!
Cuento copiado del libro: "Cuentos en 1 minuto" SUSAETA.
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Fali que bonito, que reflexion para quien lo quiera ver, digo quien quiera porque todos lo de ayudar es antiguo. un abrazo. TE SIGO
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