"En el reino de los fantasmas, no había nadie mejor que su rey, el rey Fantasmón.
Todos los fantasmas del reino creían en él como si no hubiera nada más en el mundo. Para todos, era el fantasma más sabio, guapo y bueno.
Todos los días, el rey Fantasmón era ayudado a hacer sus tareas por fantasmas voluntarios, que se iban turnando día tras día.
Todos formaban parte de su corte real, y cuando no le ayudaban unos, lo hacían otros, para que Fantasmón nunca tuviera que hacer nada sólo.
Un día, todos los fantasmas decidieron, que Fantasmón les enseñara cómo hacía él para asustar a sus víctimas por las noches.
Fantasmón no sabia hacer nada si no le ayudaban, así que para no defraudar al resto, dijo que no podía enseñarles porque estaba muy cansado.
Otro día, le pidieron que les enseñara a vestirse con esas sabanas y esas cadenas que le quedaban tan bien… pero tampoco hubiera sabido explicarles, porque no tenía ni idea de cómo vestirse bien. Así que les dijo: “No voy a enseñaros a vestiros porque no quiero que nadie vista tan bien como yo“. Dicho esto, todos los fantasmas del reino fantasmal aplaudieron y gritaron: “Viva nuestro rey!! Qué sabio y listo es!!”
Otro día, le dijeron a su rey que les enseñara cómo hacer para llegar a ser tan sabios como él… Como era de esperar, Fantasmón no supo que decirles, y se quedó pensativo durante un rato. Fantasmón estaba empezando a pensar, que por mucho que dijera a todos los fantasmas del reino, finalmente se darían cuenta de que su rey es un torpe, que no sabe hacer nada solo.
Por lo que, a partir de entonces dejó de mentir a todos los fantasmas, y empezó por decir la primera verdad, les dijo: “Todos creéis que soy sabio por ser quien soy, pero no sé ni asustar, ni vestirme, y lo único que sé, es que para llegar a ser un gran fantasma no tienen que ayudarte para cada cosa que hagas… A partir de hoy queda prohibido ayudar al rey, de esta forma yo iré aprendiendo cosas nuevas y, con el tiempo, tendréis el rey que os merecéis“.
FIN
Moraleja: Hay que saber hacer cosas solos, ya que si siempre nos ayudan, acabaremos siendo más torpes cada día.
Cuentos infantiles escritos por: www.cuentosinfantilescortos.net
Todos los fantasmas del reino creían en él como si no hubiera nada más en el mundo. Para todos, era el fantasma más sabio, guapo y bueno.
Todos los días, el rey Fantasmón era ayudado a hacer sus tareas por fantasmas voluntarios, que se iban turnando día tras día.
Todos formaban parte de su corte real, y cuando no le ayudaban unos, lo hacían otros, para que Fantasmón nunca tuviera que hacer nada sólo.
Un día, todos los fantasmas decidieron, que Fantasmón les enseñara cómo hacía él para asustar a sus víctimas por las noches.
Fantasmón no sabia hacer nada si no le ayudaban, así que para no defraudar al resto, dijo que no podía enseñarles porque estaba muy cansado.
Otro día, le pidieron que les enseñara a vestirse con esas sabanas y esas cadenas que le quedaban tan bien… pero tampoco hubiera sabido explicarles, porque no tenía ni idea de cómo vestirse bien. Así que les dijo: “No voy a enseñaros a vestiros porque no quiero que nadie vista tan bien como yo“. Dicho esto, todos los fantasmas del reino fantasmal aplaudieron y gritaron: “Viva nuestro rey!! Qué sabio y listo es!!”
Otro día, le dijeron a su rey que les enseñara cómo hacer para llegar a ser tan sabios como él… Como era de esperar, Fantasmón no supo que decirles, y se quedó pensativo durante un rato. Fantasmón estaba empezando a pensar, que por mucho que dijera a todos los fantasmas del reino, finalmente se darían cuenta de que su rey es un torpe, que no sabe hacer nada solo.
Por lo que, a partir de entonces dejó de mentir a todos los fantasmas, y empezó por decir la primera verdad, les dijo: “Todos creéis que soy sabio por ser quien soy, pero no sé ni asustar, ni vestirme, y lo único que sé, es que para llegar a ser un gran fantasma no tienen que ayudarte para cada cosa que hagas… A partir de hoy queda prohibido ayudar al rey, de esta forma yo iré aprendiendo cosas nuevas y, con el tiempo, tendréis el rey que os merecéis“.
FIN
Moraleja: Hay que saber hacer cosas solos, ya que si siempre nos ayudan, acabaremos siendo más torpes cada día.
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