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Las bondades de un mundo de fantasía.
Es bastante común que a temprana edad los niños den rienda suelta a su imaginación y cuenten con la compañía de amigos imaginarios en sus horas de juego. Algo que por otra parte puede generar cierta preocupación en los padres como muestra de anomalía en el comportamiento y desconexión de la realidad.
Sin embargo más bien al contrario la relación de estos personajes ficticios es de gran ayuda en el desarrollo del niño, así lo asegura un reciente estudio publicado en Journal of Experimental Child Psychology.
Psicólogos británicos de la Universidad de Durham y la Universidad de York demostraron que los niños con amigos imaginarios emplean un lenguaje privado (pensamientos verbalizados o murmullos ininteligibles) que está mucho más interiorizado y favorece el desempeño de las tareas cognitivas.
Los resultados manifiestan que el poseer un amigo imaginario mejora el pensamiento verbalizado, una habilidad esencial en la resolución de problemas. Además el equipo de investigadores sugiere que “el compromiso social con los seres imaginarios pueden cumplir un papel similar al compromiso social con los socios de la vida real en la progresión del desarrollo del habla privada”.
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