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Cuando un pequeño tiene fobias siente un miedo que puede describirse como irracional y desproporcionado. Esto puede aparecer con respecto a un objeto o una situación real, en esos momentos realmente lo siente como una amenaza, causándole angustia y pánico.
Si bien el niño puede llegar a entender que el miedo es excesivo, en el momento que aparece no puede llegar a controlarlo. Existen algunos miedos que pueden ser considerados como ‘universales’ ya que aparecen en la mayoría de los pequeños, estos se van espontáneamente.
Por ejemplo, durante los primeros meses de vida el pequeño puede tener miedo a los ruidos fuertes y sorpresivos. Cuando ya llegan a los seis meses los miedos se pueden vincular con movimientos bruscos y repentinos de las personas que tienen alrededor. Ya a los 8 meses empiezan sentir miedo ante la presencia de personas desconocidas. Durante estas etapas solo pueden calmarse ante la presencia de la madre. Durante la niñez y cerca de los 8 años aparece otro tipo de miedo muy común, el miedo a la muerte.
Por más que algunos miedos estén relacionados con la edad nunca debemos menospreciarlos ni burlarnos de ellos. Tampoco es correcto sobreprotegerlo, ya que pueden considerar que se trata de un miedo real. Lo mejor es dialogar con el pequeño, concretar su miedo y enseñarle el valor real que puede llegar a tener.
Existen temores que persisten en la adolescencia o en la adultez, estos pueden ser causados por experiencias que sucedieron en la niñez. Entre estos miedos encontramos:
- Miedo a las multitudes
- Miedo a estar lejos de su casa
- Miedo a los sitios cerrados
- Miedo a los sitios abiertos
- Miedo a la visión de la sangre
- Miedo a los insectos o a los animales
- Miedo a las alturas
- Miedo al agua.
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