Para mi hijo
Había una vez un hipótamo, que le dolía mucho la boca. Su amiga la jirafa le aconsejaba que se llenara la boca de agua del río y la mantuviera un buen rato. El pobre hipopótamo hacia lo que le decía la jirafa, sin embargo no encontraba alivio. Había un mono que no se cansaba de decirle al hipopótamo que fuese al dentista que había en la selva, pero él no quería ir porque tenía mucho miedo. Pasaban los días y el hipopótamo seguía sufriendo con su dolor de muelas. El monito le dijo un día:
-¡No te das cuenta que la jirafa te está tomando el pelo! La mejor solución para tu dolor es ir al dentista. El hipopótamo lloraba de dolor y las lágrimas iban llenando la selva de grandes charcos. Todos los animales hicieron una reunión y decidieron que habría que ayudar a su vecino. Se dieron cuenta que lo que tenía era MIEDO AL DENTISTA.
-¡Lo acompañaremos todos! iremos con el y no tendrá miedo.
Al día siguiente todos los animales de la selva llegaron a la casa del hipopótamo, lo convencieron y lo llevaron al doctor "bogavante"
La consulta del dentista estaba justo al lado de la playa.
El hipopótamo no quería entrar y los animales que le acompañaban, lo empujaron hacia dentro. El dentista le dijo con voz serena:
-¡Entra y no tengas miedo! terminaremos pronto, abre la boca y mira a esa gaviota que va volando por el cielo y dime cuantas plumas tiene.
El hipopótamo asustado abrió su boca y los dientes parecian las teclas de un piano. Miró hacia arriba y pasaba una gaviota. Con voz temblorosa, empezó a contar...
-Una pluma. dos plumas, tres plumas, cuatro plumas...
Mientras el dentista con sus dos pinzas empezó a empastarle la muela que le dolía.
-¡Ya, está! ¡Ya hemos terminado! ahora a cepillarse los dientes todos los días.
El hipopótamo no se había dado cuenta que mientras miraba al cielo y contaba las plumas de aquella gaviota, el dentista le arreglaba la muela.
Había una vez un hipótamo, que le dolía mucho la boca. Su amiga la jirafa le aconsejaba que se llenara la boca de agua del río y la mantuviera un buen rato. El pobre hipopótamo hacia lo que le decía la jirafa, sin embargo no encontraba alivio. Había un mono que no se cansaba de decirle al hipopótamo que fuese al dentista que había en la selva, pero él no quería ir porque tenía mucho miedo. Pasaban los días y el hipopótamo seguía sufriendo con su dolor de muelas. El monito le dijo un día:
-¡No te das cuenta que la jirafa te está tomando el pelo! La mejor solución para tu dolor es ir al dentista. El hipopótamo lloraba de dolor y las lágrimas iban llenando la selva de grandes charcos. Todos los animales hicieron una reunión y decidieron que habría que ayudar a su vecino. Se dieron cuenta que lo que tenía era MIEDO AL DENTISTA.
-¡Lo acompañaremos todos! iremos con el y no tendrá miedo.
Al día siguiente todos los animales de la selva llegaron a la casa del hipopótamo, lo convencieron y lo llevaron al doctor "bogavante"
La consulta del dentista estaba justo al lado de la playa.
El hipopótamo no quería entrar y los animales que le acompañaban, lo empujaron hacia dentro. El dentista le dijo con voz serena:
-¡Entra y no tengas miedo! terminaremos pronto, abre la boca y mira a esa gaviota que va volando por el cielo y dime cuantas plumas tiene.
El hipopótamo asustado abrió su boca y los dientes parecian las teclas de un piano. Miró hacia arriba y pasaba una gaviota. Con voz temblorosa, empezó a contar...
-Una pluma. dos plumas, tres plumas, cuatro plumas...
Mientras el dentista con sus dos pinzas empezó a empastarle la muela que le dolía.
-¡Ya, está! ¡Ya hemos terminado! ahora a cepillarse los dientes todos los días.
El hipopótamo no se había dado cuenta que mientras miraba al cielo y contaba las plumas de aquella gaviota, el dentista le arreglaba la muela.
Me ha ecantado el cuento, sobre todo su personaje. Probaré lo de mirar el cielo...
ResponderEliminarSaludos.
Me parece estupenda idea. Saludos Luna
ResponderEliminarEs una entrada maravillosa igual que todo el blog.
ResponderEliminarTodo es precioso.
Besos
Una magnífica idea. Muy lindo cuento para contarlo a los o a los nietos. Me gustó mucho.
ResponderEliminarBesos.
A los hijos o a los nietos. Me comí hijos. (sisitas)
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